Más sobre la balsa salvavidas

La balsa salvavidas es un elemento de seguridad indispensable. Sin embargo sólo se debe lanzar al agua cuando,  estando en la bañera el nivel del agua no sobrepase las rodillas.

Casi siempre un barco por muchas y graves que sean las averías sufridas, es visible, y fácil de localizar. La mayoría de las vías de agua pueden ser taponadas mediante reparaciones trabajando simultáneamente con las bombas de achique, y además sin palo y sin timón un barco podría navegarse con un mínimo de habilidad de sus tripulantes.

Pero si la situación se hace desesperada, es conveniente saber qué hacer con una balsa salvavidas.

La botadura

 

Conviene lanzar la balsa al agua por la popa de la embarcación, exceptuando el abandono del barco causado por un incendio, en cuyo caso habrá que lanzar la balsa desde el lugar más apartado del fuego.

La mayoría de las balsas utilizadas a bordo  de las embarcaciones deportivas, tienen un peso que oscila aproximadamente entre los 30 y los 50 kilos, por lo que se hace necesaria la intervención de al menos dos tripulantes para su manejo y posterior lanzamiento por la borda.

Conviene estibar la balsa en un lugar accesible, y preferiblemente sobre la cubierta del barco.

De ser posible, la botadura se hará hacia sotavento, para evitar que la balsa sufra daños al volver sobre el propio barco y al mismo tiempo para aprovechar el abrigo que ofrezca el casco de la embarcación.

Tome la precaución de que un cabo de suficiente longitud quede debidamente asegurado por uno de los extremos a un punto firme del barco, y por el otro, al percutor de la balsa. Este cabo, no solamente sirve de “cordón umbilical”, sino que además a través de un tirón seco, abre la válvula que permite el hinchado automático de la balsa, gracias al anhídrido carbónico comprimido en una botella adosada en el costado externo de la misma.

Evitando el vuelco

 

Cuando la situación es complicada, resulta prácticamente inevitable lanzarse al mar y alcanzar una balsa siguiendo el cabo, para embarcar con la ayuda de una pequeña escala, que pende del interior de la balsa.

Antes las balsas de forma cuadrada eran propensas a volcar, al ofrecer un plano de ataque sensible al viento y al mar, mientras que las de forma irregular con cinco, seis o más lados, ofrecían un mayor asentamiento.

También se observó la necesidad de dotarlas de unas bolsas de lastre situadas en la parte inferior, que se llenan rápidamente de agua pocos segundos después de la botadura.

Los diseños actuales son mejores, pero aún así, hay que tener cuidado para evitar el vuelco. En caso de mal tiempo, la tripulación se debe situar a barlovento después de embarcar, y deberá desplazarse constantemente para ocupar un modo permanente al lado de barlovento.

Para sobrevivir, se debe localizar un pequeño cuchillo flotante; que se encuentra en el interior de la balsa, amarrado mediante un trozo de piola. Esto para cortar el cabo que une la balsa  con el barco. Seguidamente, si el patrón lo decide, lanzarán el ancla de capa. Si el naufragio ocurre durante la noche habrá que localizar en la bolsa de accesorios, una linterna o alguno de los palitos de luz química.

 

Sobrevivir

 

Si la balsa posee un doble fondo, hay que inflarlo, esto permite aliviar bastante la sensación de humedad, al tiempo que supone un buen aislante térmico. El proceso de inflado se efectúa de forma manual, mediante  un fuelle que también se encuentra en la bolsa de accesorios.

Es importante mantener el interior de la balsa lo más seco posible, utilizando para ello el achicador tantas veces como sea necesario. Tampoco hay que descuidar la lucha contra la hipotermia o la insolación.

A bordo de la balsa se debe hallar también un manual de supervivencia, con las condiciones necesarias para distribuir las raciones alimenticias, además de la organización de todas aquellas actividades y recursos disponibles a bordo.

Todas las balsas homologadas, dispone de una dotación de cohetes provistos de paracaídas, bengalas de mano, potes de humo y tintes para el agua de mar.

El Reglamento Internacional para Prevenir los Abordajes en el Mar, especifica que todos los buques mantendrán en todo momento vigilancia visual y auditiva. Pero, en plena época de navegación electrónica, la práctica difiere de la teoría. Debido a esto, la utilización de las bengalas y cohetes disponibles a bordo de una balsa, deberá ser efectuada sin malgastar el material.

Anatomía de una balsa

Además de los elementos descritos, la mayoría de las balsas tienen dos flotadores superpuestos y unidos entre sí, cuya forma va desde el simple cuadrado (como ya se ha visto, poco recomendable), pasando por las formas de pentágono o hexágono, hasta las balsas de gran capacidad que tienen de ocho a diez lados. Cada uno de estos flotadores es independiente del otro.

Las balsas destinadas a la navegación costera suelen ser más livianas, contando la mayoría de los modelos con un solo flotador.

En este caso, en el interior del flotador una membrana separa el flotador en dos cámaras de aire, de forma que si se perfora el flotador en un punto, siempre existe la posibilidad de hincharlo manualmente por el lado contrario de la membrana.

Un arco neumático, normalmente conectado con el  flotador superior, mantiene tensa la capota que cierra la balsa. Suele ser de color naranja, con el fin de facilitar su localización en el mar. También es habitual que vaya dotada de algunas bandas de material reflectante en la oscuridad y a las ondas del radar.

En las bandas destinadas a la navegación de altura, la capota presenta en su parte superior una pequeña luz de encendido automático, accionada por baterías, cuya duración oscila alrededor de 20 horas.

Normalmente  en la capota se incorpora un sistema que permite la recogida del agua de lluvia.

Otros pertrechos disponibles, según la dotación, son un par  de remos, un cuchillo flotante con punta roma, un ancla de capa, un achicador y varias esponjas, además de un botiquín y algunos alimentos que varían según el fabricante y el tipo de balsa.

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